The Damned United: la mejor película sobre el mundo del fútbol
Es un hecho que el Cine y el fútbol no se llevan demasiado bien. Podríamos extender la frase y relacionarla con el deporte en general, porque la verdad es que salvo honrosas excepciones el deporte no es reflejado en el Séptimo Arte con el respeto y el interés que se merece, llegando siempre a los tópicos y a la sensiblería más desatada. Ahí tenemos como ejemplo una película que reseñé aquí en su momento, “El partido de sus vidas”, película que podía haber reflejado el deporte desde un punto de vista original pero que termina por recurrir a técnicas casi televisivas para tirar por la borda una historia real más que interesante. Pero bueno, a veces te encuentras con las excepciones. No solamente en cuanto Cine sobre deporte, si no en concreto en cuanto a Cine sobre fútbol. “The Damned United”, cuyo estreno aconteció hace más o menos un año, es una de esas excepciones que sin ir más lejos termina por convertirse en una de las mejores películas con el deporte rey de protagonista, si no la mejor. La clave radica en representar el fútbol como un mundo en el que caben sentimientos tan universales como la amistad y la soledad.
Peter Morgan (guionista de “The Queen” o “Frost/Nixon” entre otras) escribe la historia del mítico Brian Clough basándose en el libro de David Peace sobre la estancia durante 44 días de éste en el banquillo del por aquel entonces todopoderoso Leeds United. Lo curioso es que Clough proviene del Derby County y durante su carrera allí albergó un desmesurado odio hacia el Leeds y su entrenador, Don Revie, por no compartir sus ideas futbolísticas. Cuando Revie es designado seleccionador de Inglaterra, Clough asume su cargo sorprendentemente.
Tres cosas hacen de “The Damned United” una gran película además de su trabajado e interesantísimo guión en cuanto a términos de estructura, por el hecho de recurrir de forma muy acertada a las elipsis y los saltos temporales con el mero objetivo de hablarnos de un personaje fascinante. La primera de ellas es la realización de Tom Hooper, experimentado realizador de tv-movies que emprende su segundo proyecto para el Cine y no podía hacerlo de mejor forma. Con un estilo muy inglés pero que no carece de las obligadas influencias del documental, Hooper narra con gusto y precisión sin caer en ningún momento en la falsa épica o la falsedad desmesurada propia de los dramas deportivos que comentaba al principio. Para nada, de hecho su principal baza anti-épica deportiva reside en mostrar imágenes o secuencias contadas de partidos de fútbol, centrando todo el peso de la narración en Clough y su entorno. Con unas pizcas de humor, con mucha pasión y sobre todo, con mucha humildad.
El segundo gran acierto reside en su elenco, encabezado por un soberbio Michael Sheen, tan sobrado de aptitudes que encaja un personaje tan complicado como Clough haciéndonos creer que es el propio Clough. Tarea difícil, ya que hablamos de un hombre soberbio de cara al público pero temeroso en su intimidad, vulnerable y con más de un problema para llevar adelante sus proyectos. A su lado Peter Taylor, interpretado por un enternecedor Timothy Spall, eterno ayudante que granjeará la relación más importante y arrebatadora de toda la película. Una relación de amistad en todo su esplendor, con sus trifulcas, sus dudas, sus victorias y sus fracasos, sobre todo sus fracasos. Porque he ahí el tercer punto fuerte de una película atípica, centrada en la vida de un ganador pero mostrándonos su faceta de perdedor, su caída a los infiernos. Al estilo de lo que ya hiciera Scorsese en su fascinante “Toro Salvaje”, dándonos a entender que en esto del deporte estamos cansados de ver a la gente ganar, que lo interesante y lo enriquecedor sobreviene del perder.
Huelga decir que si eres aficionado al fútbol, si lo disfrutas y lo vives a menudo, “The Damned United” te llegará con enorme facilidad. Si por el contrario el fútbol no despierta ningún tipo de sentimiento en ti, es igual. Porque es Cine con mayúsculas, porque lo tiene todo para entretener y emocionar, porque refleja a la perfección la soledad y la tensión de un hombre en un trabajo límite. Como en esa brillante secuencia, casi la mejor de la película, en la que Clough decide no ver uno de sus partidos más importantes. Maravillosa.
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